Ir al trabajo por las mañanas soportando el tráfico y la música mañanera de las combis fue demasiado. Por eso, encendí mi reproductor MP3 marca Hitec. Sintonicé radio Telestereo y de pronto una canción llamó mucho mi atención y decidí grabarla en mi reproductor. Esta canción tenia un coro muy simple y pegajoso: "I love you, i love you". Le seguía la parte instrumental de vientos con sonidos de saxofón y trompetas (muy parecida a una canción que compuse hace tiempo para mi mamá y que la tengo grabada en formato Midi pero que nunca se la he mostrado a nadie). Sin embargo, la canción que escuché en la radio me sedujo por su magnífica melodía de las estrofas, por sus juegos de voces y por su aire nostálgico pero festivo a la vez.
Durante todo el recorrido hasta mi centro de labores estuve escuchando esa canción una y otra vez. Me reconfortaba, me alegraba y me hacia olvidar mi estresante trabajo.
Por un mes más seguí escuchando aquella canción desde mi MP3 pero no tenia la menor idea del cantante o grupo que la entonaba. Sin embargo, otro día, ya en una nueva chamba (mucho mejor a la que me dirigía aquella mañana) me puse a investigar en internet. Entré a un buscador y después de probar 20 minutos con diferentes palabras claves, por fin llegué al título y autor de esta obra de arte: "Silly Love Songs" de Paul McCartney.
Me alegró bastante saber que era Paul, ya que si bien nunca he sido fanática de The Beatles ni de la música anterior a los 80, pienso que McCartney tiene un espíritu especial, tal vez ese mismo que escuché en los 90's con "Hope of deliverance".
En fin, Paul nos dice en "Silly Love songs" que, a pesar de que la gente ya está harta de escuchar tontas canciones de amor, no hay nada de malo en decir "te amo".
Y bueno, aquí voy, por si nunca lo dije, mamá: te amo, te amo.
